Muchos profesionales de la salud pioneros en todo el mundo utilizan la terapia con láser de bajo nivel (LLLT) para tratar el dolor, la inflamación y para aplicaciones de rehabilitación. En las últimas décadas, el volumen de estudios de investigación publicados en universidades que documentan los efectos de la terapia con láser en un amplio espectro de aplicaciones médicas ha aumentado constantemente. Es fantástico ver tanta investigación y ensayos en este campo, así como profesionales apasionados que alientan su uso.
Sin embargo, muchas personas no están seguras exactamente de cómo funciona la LLLT y todavía existen ideas erróneas sobre la terapia. Cuando sufrimos dolor, estamos acostumbrados a tratamientos invasivos como tomar un medicamento o operarnos para obtener alivio. Entonces, ¿cómo alivia la luz láser el dolor y cura nuestro cuerpo?
Usar láseres para curar puede parecer ciencia ficción, pero en realidad es ciencia. Nuestros cuerpos responden a la terapia con luz láser de baja intensidad en un proceso similar al de la fotosíntesis en las plantas. Las plantas no pueden sobrevivir sin luz. Los rayos ultravioleta e infrarrojos del sol proporcionan energía luminosa que la planta convierte en energía celular. En un blog anterior, usamos el ejemplo de una planta de tomate con suelo sano y mucha agua que no prosperó porque estaba situada a la sombra.
De la misma manera, cuando las células humanas absorben luz láser de baja intensidad, se produce una reacción fotoquímica y la luz se convierte en energía celular.
En la década de 1960, los científicos que realizaban experimentos con ratas descubrieron que la luz láser de bajo nivel hacía que el cabello volviera a crecer más rápidamente, lo que sugiere que la luz láser promovía la regeneración celular.
Esta reacción fotoquímica ocurre cuando las células sintetizan luz láser roja visible o infrarroja, convirtiendo las partículas de luz (llamadas fotones) en energía. Esta energía estimula las mitocondrias celulares para aumentar la producción de ATP (trifosfato de adenosina) , la fuente de energía esencial que las células humanas necesitan para funcionar. El aumento de la producción de ATP lleva sangre rica en oxígeno al área lesionada, lo que reduce el estrés oxidativo y acelera la curación.
En otras palabras, la terapia con láser funciona potenciando los mecanismos naturales de curación y rejuvenecimiento celular del cuerpo. Después de un tratamiento LLLT, las células tienen un mayor metabolismo y una mayor resistencia al estrés. Las células enfermas se revitalizan para curarse a sí mismas. A medida que las células y los tejidos sanan, el dolor se reduce.
A medida que la ciencia explora y descubre más efectos y beneficios de la terapia con láser de bajo nivel, el tratamiento se vuelve más aceptado y accesible. Como enfoque no invasivo y, a menudo, más asequible y eficaz para el tratamiento del dolor, ofrece una nueva posibilidad en la búsqueda de alivio del dolor para quienes lo padecen en todo el mundo.